jueves, 15 de septiembre de 2011

El respeto de todos por todos es el respeto de nadie por nadie


Últimamente se ha presentado otro proyecto de ley en la Legislatura de la ciudad, con el fin de que se prohíban todos los símbolos religiosos en los edificios públicos y se supriman los ya existentes, con la sola excepción de los cementerios y los hospitales, "en tanto se encuentren en un espacio reservado y se garantice la multiplicidad de credos".
Bajo el pretexto del respeto de la diversidad religiosa y el Estado laico se pretende justificar una atrocidad contra la fe de la mayoría de los argentinos. El INADI con frecuencia recibe quejas de minorías que se “sienten ofendidas” por la presencia de símbolos católicos en los espacios públicos, pero nadie da cuenta de las miles de gratificaciones que reciben los católicos al pasar frente a esos emblemas de su fe que los conecta espiritualmente.
El Estado debe velar por la felicidad del pueblo, no tiene lógica que el malestar de unos pocos obligue a los muchos a ser privados de las cosas que le dan gratificación. De lo contrario sería suponer que para el Estado ser católico es algo indigno o nefasto. Es posible que para las perversas mentes que presentan esta ley sea esto último lo que piensen y probablemente lo que inspiró la reforma de la constitución porteña de 1996.
Estos intentos por destruir todo lazo religioso que pueda tener el Estado se extiendo por todo el territorio nacional con mayor o menor fuerza como fue el caso hace ya un tiempo en la provincia de Santa fe. La Anti-discriminación en la que se escudan estas propuestas nefastas termina siendo más discriminatoria que anti-discriminatoria y totalmente perjudicial para la sociedad que no deja de ampliar su decadencia moral y espiritual.

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